Este año la Milano-San Remo contará con 291 km. en los cuales tendrán que subir, entre otros, el Passo del Turchino, el Capo Berta, la Cipressa o la subida final al Poggio (donde se puede decidir la carrera si esta se hace dura). Sin embargo, no son estos los únicos obstáculos que tienen que superar los corredores. No solo son los kilómetros o las subidas, sino que hay que tener en cuenta el tiempo. Años atrás, el tiempo tuvo grandes consecuencias en la carrera, llevándola incluso a parar por nieve hace 3 años.
Puede haber grandes distancias o muchos puertos, pero los que realmente ponen el espectáculo son los ciclistas. Esta es una edición de la que no nos podemos quejar, ya que está lo mejorcito del pelotón mundial con respeto de Degenkolb (ganador del año pasado), quien no estará por culpa de un atropello que sufrió junto con sus compañeros del Giant hace unos meses. Por lo demás, es difícil saber quien puede ser el máximo aspirante a ganar el primer monumento del año, pero nombres los hay, y muchos.
Empezamos por dos ciclistas de diferentes cualidades, pero que están en un momento de forma envidiable. Estos son Van Garderen y Michael Matthews. El primero necesitará una carrera dura para llegar en un grupo mas reducido, mientras que el de Orica intentará descolgar a sus mayores rivales en una llegada masiva, los sprinters puros. El eterno favorito, Peter Sagan, tendrá muchas posibilidades, aunque estará vigilado. Kristoff es, junto a Cavendish o Gaviria, al que más le conviene una llegada masiva pudiendo jugarse la victoria en los últimos 200 metros. Cancellara intentará seguir con su gran estado de forma y Nibali será, probablemente, el que más difícil se lo ponga a sus rivales en la subida al Poggio. Otros a tener en cuenta serán Bouhanni, Stybar, Boasson Hagen, Viviani o el ex-Euskaltel Juanjo Lobato.
Veremos lo que nos depara esta carrera y, viendo el nivel que hay, el día del sábado promete.
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| Perfil de la Milano-San Remo. |
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